Ya no sé qué ser. Qué soy.
No un lirio blanco, desde luego.
Probablemente un girasol.
Eso dicen.
Pero a mí nunca me han gustado los girasoles.
Y no puedo vivir así, aquí.
Nunca me han gustado los girasoles.
Qué engañados estáis todos.
Y me di la espalda, y nunca volví.
Y se va resecando desde el tallo,
resecando con languidez y sin remedio.
¿No es mejor así?
Pero duele, y ha dolido durante tanto tiempo…
¿Qué sentido tiene?
Y me fui, y nunca supe regresar.
¿Cómo saluda un girasol marchito?
No hay espacio para un plantón baldío.
Ni aquí, ni all&
Agostada por el calor del estío,
la maltrecha y derrotada Vida
hiberna al helor del invierno.
Sepultada bajo el peso ineludible de la tierra,
bajo la liviandad marchita de las hojas secas,
bajo los restos de infinidad de lunas de insomnio
y soles de apatía,
la Vida no muere,
tan sólo dormita.
Y las raíces del mundo,
ocultas y esquivas,
acuden a arrullar su pulso detenido,
a acunar su seno y a renovar su energía.
Largos meses de eriales silenciosos,
noches eternas de congoja fría,
y monstruos que vagan temerosos
a la gélida luz de las estrellas límpidas.
Mas todo ello,
dolor carcomido,
luz menguante,
Sentí que acariciabas mi nombre
con tus labios por vez primera.
Sacudida intensa y desesperada
bajando con frenesí de lucero,
y de plumas, y de espadas,
por el trémulo sendero
de fuego y escarcha
que cascabelea
en mis entrañas.
Acariciabas mi nombre con tus labios,
por vez primera.
Luz incandescente.
Secreto irreprimible.
Rendición instantánea.
Yo no sé,
yo ya no sé
A qué lado de qué lejana frontera
desbaratas el tiempo
y recitas suavemente
una única palabra.
Mi nombre
entre tus joviales dientes
tiene la consistencia gentil y dorada
del cielo de aurora
tras nubes sedosas y encarnad
So lost...
Your hands reaching out,
spreading your arms.
But how?, what?
Nothing is there for you.
Nothing will fall into your open
palms.
The constant wanting—
the dripping wanton
never paved a way
for your swollen feet
to trod.
Aimlessly, aimlessness
stained the faded aim.
If ever there was one,
If ever there was
more than this clueless
dust.
Colgada en el firmamento
ha quedado la medianoche olvidada,
en tanto que en este rostro desierto
han florecido lágrimas de plata.
¿Quién se halla más lejos:
las exiguas estrellas, antiguas,
a miles de años luz de distancia;
o sea quizás esta carcasa oxidada,
a donde el pálido viento ha acudido
a mecer el cúmulo humillado de llagas?
Existen, por debajo de las costras
y las vísceras supuradas,
arroyos secretos y lentos,
que portan en sus tímidas corrientes
luces quiméricas, y un susurro suave,
inaudible, que en la noche oscura canta y canta.
E incluso si su voz se ha vuelto ronca
y las
Siguen las nubes ponzoñosas
surcando el cielo intoxicado,
asfixiando esos ingenuos ojos
que elevaron a lo alto suspiros esperanzados.
¿Sigues ahí?
Siguen las mentiras a quemarropa
pudriendo las manos corruptas,
anegando los oídos prestos
con el morboso sonido de la carroña.
Siguen en pie los dioses caídos
tiempo ha; tiempo de anacronismos
invocados al son del perfume suntuoso
de la aberración y del odio por el odio.
Sigue la pérfida maraña de confusión
alimentada por esta revolución arrolladora
de imágenes, palabras y sonidos,
que se torna en vorágine encarceladora.
¿
Tengo algo como un aullido de rabia
atravesado entre el corazón y la garganta.
Silente, silente, silente,
muerde y desgarra
esófago y arrestos,
voluntad y entrañas.
Es muerte, muerte, muerte
clara. Libertad
cercenada. Sepultura
urdida. Estaca
en torso.
Verdad
errada.
It is like a firefly
drowned before parting afar:
You see the brilliant carcass—
you ignore the water inside.
You see, there are no others,
no other wasted heart,
just the bite of the cold,
the gleam of the sun.
Don't you ever worry, though—
It is alright.
El Adalid de las Brumas by FractalWords, literature
Literature
El Adalid de las Brumas
El manto de blancura enturbiada
se extiende sobre páramos yermos
y montes petrificados en vigilancia.
Cubre la niebla el mundo
y responde a la súplica del ocaso incierto,
envolviéndolo suavemente en su sombra pálida.
Se alzan las brumas desde arroyos y lagunas,
derramándose cual vaporoso sudario de alabastro,
vertiendo a su paso dolorosas emociones lánguidas
y mansas mareas albas de silencios opacos.
No hay sonido humano que penetre la niebla,
ni oscuridad perniciosa que emponzoñe su hálito.
No hay tribunales del odio que condenen la niebla,
ni cárceles quiméricas que detengan su avance hel